
Ni subido a una escalera conseguiría besarte y en la decisión de regalarme a tus labios me lanzaría al vacío con la esperanza que, al menos tus pies, se dignaran a amortiguar la realidad de tu desprecio, despertar de sopetón y abrir nafra en la espalda que curara lejos de tus ojos. La caída larga, el dolor vago y la pérdida nula. Bajaré peldaño a peldaño.
2009-11-27- jose?