dimarts, 14 d’octubre del 2008

Autoempleo


Algún día se enterarían de quién era el que movía el espejito. Por eso tenia que aprovechar el tiempo y actuar con discreción. Alguien había visto una intensa luz antes del penúltimo incendio y eso podría acarrear problemas, a mi y a mi espejito cóncavo, mi compañero de trabajo. Pero hoy me he cubierto de sigilo y ha vuelto a salir bien. Han pasado unos 26 minutos, aquí no llega el olor a bosque quemado pero ya suena el timbre de alarma, nos equipamos y al camión de un salto.
-Vamos a apagar ese maldito fuego compañeros.