Jueves 3 de agosto
No tengo ganas de repasar mis números.
6.46 a.m. me ha costado horrores acertar la cerradura. El corrector ara el resto para que mañana entienda algo de lo que escriba.
Fumar, fumar y fumar. Beber, beber y beber, es el único beneficio que le he sacado a la noche. Sola en casa de nuevo. ¿Por qué no seré capaz de hacer como un hombre cualquiera?
12.16 p.m. suena el maldito móvil. No consigo ver de quién es la llamada entrante, la resaca me golpea la cabeza y me ciega los ojos.
-¿sí?
- hola cariño.
- hola mama.
-¿vas a venir a comer? Hace dos semanas que no vienes a vernos.-
Me coge por sorpresa, tiene razón, no reacciono con ninguna excusa y le digo que sí.
-esta bien mama, en una hora estoy ahí, pero procura que papa tenga la boca callada no estoy hoy para peleas de genero.
-bien hija no tardes, tráete a tu novio si quieres.
-¡mama! sabes que no hay nadie ni ganas, déjame en paz.
-perdona hija perdona.
- mama, ahora vengo y no quiero ni sentir hablar del tema.
Cuelgo sin esperar respuesta.
Me levanto, no me ducho, me lavo la cara, me recojo el pelo y me embadurno en perfume barato. Me pongo unos pantalones rotos y una blusa digna de mercadillo, salgo hacia el suplicio, y parezco París Hilton.
Jose? 2009_10_19
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