La mujer de la foto sonreía, no era La Gioconda pero poseía el mismo halo de misterio. Tampoco me suena nada del resto de la casa, no sé cómo he llegado a parar aquí. Para más inri está llena de gente, todos hablan y me tratan de forma familiar. Se me acerca un hombre mayor que debe de tener mi misma edad y me acaricia dulcemente el pelo mirándome con ojos de compasión. No entiendo nada. Vuelvo a mirar extrañada la foto y una joven que no reconozco me la alcanza y dice que es mi hija.
2010-05-08- jose?
1 comentari:
Vale. Estic borratxa... però encara m'he marejat més llegint :-P
Ei! no ho publiquis aixo, eh!!
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