Nada sabemos de él, excepto que se llama Oesum y
vive en nuestra palabra. Nuestra palabra, que no es nuestra como la de nadie,
tampoco la de él.
Le leemos peculiar e inclasificable, capaz de
intranquilizar a las frases más firmes. Ellas se ponen nerviosas, lo critican,
lo denuestan ferozmente al no saber catalogarlo.
Escribe, que sumisión en las letras, es tatuar dolor
en páginas blancas, aunque lo suelen llamar escritor o, a veces, poeta.
Hoy, mientras tanto, ha tatuado otro furtivo verso
en mi piel, el que sólo duele al abandonar las tapas de mi cama.
Jose? 2012_11_23
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada