dimecres, 1 de maig del 2013

Prelaciones


En un pueblo que se llamaba Visavis no paraba de llover. Era un misterio, más aún que sus habitantes fueran felices en su prisión de barrotes calados. En realidad no les preocupaba, vivían muy tranquilos en su humedad permanente. Nadie se acercaba a visitarles, nadie se mojaba por ellos, nadie excepto Magdalena y Jesús. Los abrazaban, los amaban, les secaban los pies y los ungían con los mejores aceites. Pero un día, Jesús y Magdalena, no acudieron a su visita mensual y salió el Sol. Desde entonces están expuestos a la crueldad del visitante, sin cariño y sin amor. Ahora, sus calles secas, se llaman Turistristan.
2012_04_15- jose?

1 comentari:

Anònim ha dit...

Feia mil anys q no publicaves res! Molt tu!